“Si la población no tiene el conocimiento, no tiene herramientas para reclamar”

Desde la Facultad de Ingeniería trabajan en el desarrollo de un plan de gestión ambiental para la cuenca Matanza Riachuelo. “Queremos ayudar a la Facultad en todos los pilares que pensamos que tiene que cubrir: generar conocimiento, formar profesionales y vincularse con el medio”, destaca la directora del proyecto, Cristina Lafflitto.

 

Cristina Lafflitto es Ingeniera Industrial egresada de nuestra Facultad de Ingeniería y profesora de Ingeniería Ambiental y de Introducción a la Gestión Ambiental en la unidad académica. Para su doctorado, comenzó una investigación centrada en la Cuenca Matanza Riachuelo, que hoy continúa con nuevos avances y objetivos en nuestro programa LomasCyT. En este pequeño recorrido, nos explica el estudio y señala la importancia de la tarea en nuestra región: “Si la población no tiene el conocimiento, no tiene herramientas para ir a los ámbitos que corresponden a pedir soluciones. Para mí sería un puntapié inicial para que la sociedad se ponga en movimiento”.

-¿Cómo surgió la investigación? ¿Cómo fueron los primeros pasos?

-La investigación comenzó en 2010, con una beca de la agencia de Promoción de Ciencia y Técnica de la Nación para doctorado. En ese contexto surgió una línea, que era siempre pensando en rehabilitar la cuenca Matanza – Riachuelo. Siempre me desempeñé en el desarrollo de soluciones territoriales para este problema y ésta es una de las cuencas más contaminadas en la Argentina, es un caso emblemático porque hace muchos años se están buscando soluciones, y nosotros como Facultad somos parte, estamos totalmente involucrados y nos interesa darle alguna solución o propuestas nuevas para esta cuestión.

 

La línea de investigación fue mutando. Dentro de la misma, con el equipo de trabajo buscaron adaptar una norma estandarizada ISO 9001, que se centra en todos los elementos de la gestión de la calidad con los que una empresa debe contar para tener un sistema efectivo que le permita administrar y mejorar la calidad de sus productos o servicios, e implementarla en un territorio y en las pequeñas y medianas empresas que rodean la Cuenca.

“Detectamos que había un uso muy importante del periurbano, y en la Cuenca no había estudios sobre eso”, explica Laflitto y agrega: “Encontramos una metodología para ubicar al periurbano a dos escalas: regional y local. El periurbano es la zona de transición de la Cuenca, donde conviven características de los polos urbanos y rural, mezclados, y eso hace que sea un lugar donde se pueden aplicar herramientas para frenar la degradación ambiental, producto de la urbanización no planificada”.

Por otro lado, señala: “Cuando terminamos la tesis, nos propusimos como Facultad seguir con las líneas de investigación, y vimos que no habíamos contribuido con un gran problema de la Cuenca, que es la poca gestión de las PyMEs. Así comenzamos a pensar en formas de ayudar, brindar herramientas y soluciones”.

 

-¿Qué se encontraron a la hora de trabajar con el territorio y con la población?

-Fuimos a conocer el territorio y tuvimos oportunidad de charlar en los relevamientos con diversos actores. Sin embargo, como ingenieros nos faltan las herramientas sociales, por eso sería bueno empezar a pensar proyectos entre facultades, generar grupos interdisciplinarios.
De todos modos, vimos problemáticas como usos de suelos, personas en vulnerabilidad ambiental, áreas inundables, llanuras de inundación. Analizamos que cuando llueve un poco más de lo habitual, la gente se inunda, y eso es porque hay gente en zonas donde naturalmente no tendría que haber urbanización.

-¿Qué fue lo que más le llamó la atención?

-Hay una desigualdad social que se ve. Uno cuando analiza el avance urbano vemos que se desarrolla en las principales vías de acceso a Capital Federal: líneas de tren y autopistas. En nuestra zona tenemos la Autopista Ezeiza – Cañuelas y la Ruta 205, y entre ellas hay muchos emprendimientos de barrios cerrados, que generan un impacto excesivo en el ambiente, que no es bueno. Además recorriendo transversalmente donde termina la urbanización cerrada hay barrios humildes vinculados con la línea de tren. Esa desigualdad se ve constantemente. Por ejemplo una urbanización cerrada había hecho un paredón enorme al lado de personas que ya estaban viviendo ahí, en condiciones precarias, pero estaban contentas porque por eso había llegado el agua corriente. Son las realidades que se viven y demuestra que no hay planificación territorial seria.

-¿En qué etapa está hoy la investigación?

Logramos llegar a una zonificación ambiental, que sería una primera propuesta, y un plan de gestión ambiental con objetivos y metas. En esta línea territorial nuestra intención es seguir avanzando con escenarios probables de usos de suelos, y analizar la dinámica de modificación de usos para ver cómo estaríamos de hoy a 2050 si seguimos como estamos, o si hay cambios u otros escenarios probables.

 

Lafflitto fue convocada en 2009 por la Facultad para comenzar a trabajar en el área de investigación. “Vine a ver de qué se trataba, y al principio no sabía mucho de qué se trataba. Pero en el transcurso me fui dando cuenta que la investigación y la docencia era lo que más me gustaba”, recuerda.

Con su equipo, asegura la investigadora, “queremos ayudar a la Facultad en todos los pilares que pensamos que tiene que cubrir: generar conocimiento, formar profesionales y vincularse con el medio. Es muy importante que lo que podamos obtener, volcarlo al contexto más cercano para mejorar la calidad de vida de las personas y a las PyMEs”.

 

-Que la investigación llegue a la sociedad, ¿qué significa para ustedes?

-Esto lo repetimos siempre, la educación ambiental es para la sociedad la primera herramienta fundamental. Y la sociedad necesita esta información para poder reclamar a los políticos la implementación de las acciones. Si la población no tiene el conocimiento, no tiene herramientas para ir a los ámbitos que corresponde a pedir soluciones, no va a ser un tema de agenda. Para mí sería un puntapié inicial para que la sociedad se ponga en movimiento.

16 DE JULIO, 2019

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