Pedro Cahn: "La cuarentena no se levantará, en todo caso cambiará de fase"

Referente mundial de la lucha contra el VIH/sida, asesora al presidente en la pandemia. «La librería del barrio va a abrir, pero habrá que hacer cola para entrar, como pasa en el súper o la farmacia».

 

“La cuarentena no se levanta. En todo caso cambia de fase”, explica Pedro Cahn, médico especializado en infectología e integrante del grupo de expertos que asesora al gobierno nacional en el manejo de la pandemia de Covid-19. “Puede ser que en vez de estar todos encerrados, se tengan que quedar sólo los mayores de 60 y las personas con problemas inmunológicos. Puede que los más jóvenes vuelvan a trabajar, pero que se diseñe una estrategia para el transporte para no viajar como ganado, porque sino todo lo que ganaste con este mes de cuarentena lo vas a perder con la gente amontonada”, agrega en diálogo con Tiempo.

Cahn es un referente de la lucha contra el VIH/sida a nivel internacional y asesora desde hace años en la materia a distintos gobiernos. Cuando habla sobre cómo piensa que debería continuar la estrategia sanitaria, aclara, lo hace en función de su experiencia y a título personal. No representa al comité de expertos ni al Ministerio de Salud. “Yo participé ya en tres reuniones con el presidente Alberto Fernández y en dos con presencia del Gabinete. Aquel domingo en Olivos cuando se decidió prolongar la cuarentena hasta Semana Santa, nos preguntó: ¿qué hacemos? Cuando los infectólogos le dijimos que nuestra idea era continuar la cuarentena, él nos respondió: ahora explíquenme por qué. Realmente el hombre toma nota y después decide. Se asesora y trata de entender los argumentos. Porque quiere poder explicárselo a la gente”, cuenta Cahn. Probablemente, el propio Fernández no tenía en mente esta situación cuando el 1 de marzo, en la apertura de sesiones legislativas, dijo que el suyo sería un “gobierno de científicos”.

-¿Cómo evalúa los resultados del aislamiento hasta ahora?

-Uno de los objetivos fundamentales de esta cuarentena era ganar tiempo para permitir que el sistema de salud tenga el equipamiento adecuado para atender la gran demanda que se puede producir. Esto es: camas de internación y de terapia intensiva, respiradores, equipos de protección personal para el personal de salud, kits para diagnóstico. Y también entrenamiento y contratación de recursos humanos. Son un montón de situaciones. Sin cuarentena hubiéramos tenido una explosión de casos, nos hubiera pasado lo mismo que a Italia o a España.

-Mucho se habla sobre los parámetros de comparación para analizar el avance de la pandemia. ¿Qué datos recomienda mirar?

-El número de muertos es un dato y la ocupación de camas en terapia es otro. Como referencia, el Hospital Muñiz, que es el primero que se va a llenar de acuerdo a lo que dispuso el gobierno de la Ciudad, no tiene ocupadas todas sus camas de terapia intensiva. Así que ese 5% de pacientes graves que requieren cuidados intensivos evidentemente no es tan grande. Seguro que hay más casos que los diagnosticados, porque hay muchas personas que pueden manifestar muy pocos síntomas o ser asintomáticos. Pero de ninguna manera estamos desbordados. Igual, siempre hay que ser cuidadoso: esto te lo digo hoy y quizás cuando salga publicado ya es viejo.

-Muchos miran el número de infectados y se asustan.

-Vamos a detectar nuevas infecciones, sin dudas. Por un lado, porque hay una cantidad de asintomáticos que están en condiciones de contagiar. Y por otro, porque entraron más kits y tenemos más posibilidades de diagnosticar. Pero una cosa es que se contagien los jóvenes que, en el 99% de los casos, pueden tener como mucho un cuadro gripal que les va a dar fiebre de manera transitoria sin poner en peligro su vida. Una vez que se hayan curado, van a tener anticuerpos y entonces no van a recibir ni transmitir. Entonces se empieza a producir una suerte de “inmunidad de rebaño”, como pasa cuando la gente se vacuna. Eso también es inevitable que ocurra. Si no fuera porque genera un incordio estar enfermo, el hecho de que haya más enfermos no es necesariamente malo. Porque cada positivo que detectamos lo vamos a aislar, ya sea en su domicilio o en alguno de los establecimientos que se están preparando para los casos más sencillos. Eso se está haciendo mirando lo que pasó en Italia, que mandaban a la gente a la casa, y entonces las casas se transformaron en nuevos focos de infección.

 

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Fuente: Tiempo Argentino

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