Un análisis sobre la función de las pruebas en las diferentes etapas de la pandemia, donde la necesidad de saber quién está infectado es distinta. Hoy gran parte de los países atraviesan el período de aislamiento, en el que los resultados de esas políticas de contención son mayormente independiente de la cantidad de tests realizados.
El 27 de Marzo Verónica atendía enfermos de COVID-19 en el principal hospital de Minneapolis, Minnesota. Uno de los pacientes, Henry Li (no es el nombre real), acababa de llegar de Nueva York con todos los síntomas: tos seca, fiebre alta y dolores en todo el cuerpo. Henry y su novia Jun estudian en esa ciudad, donde el sistema de salud está colapsado por la masividad de casos severos. Henry y Jun huyeron de la manera más espectacular: se fueron al aeropuerto y se subieron a un avión. Dos aviones. «El sistema de salud aquí es mejor», dijo Henry sobre porqué no dudó un instante en -irresponsablemente- viajar enfermo y con tos. Jun, mientras tanto, volvió a China, donde apenas pisó el aeropuerto la llevaron a un pabellón especial, controlaron su estado de salud, la testearon y Jun dio positivo del coronavirus. Si Jun es positiva, Henry, casi con seguridad, es también positivo, pero no lo sabemos, porque no se testean casos que no resulten en hospitalización.
Los casos de Henry y Jun ilustran las grandes diferencias de testing en distintos lugares del mundo, por necesidad, por decisión, por disponibilidad de tests y por estar en distintos momentos de la pandemia.
To Test or Not To Test
Empecemos por lo simple: los tests no son más que una herramienta. Si hubiera muchos tests disponibles, se podría testear a muchos. Si hubiera para todos, se podría testear a todos. Cuanto más se sabe quién es portador y quién no, más fácil se hace contener la diseminación y dirigir políticas de aislamiento y de retorno a la normalidad. Listo. ¿Listo?
El test del coronavirus es simple, pero la capacidad de testear no lo es y depende de la disponibilidad de tests y de la situación de la pandemia. Si los infectados son muchos: ¿Hay suficientes tests?¿Hay infraestructura técnica-industrial local para producir más? ¿Hay una infraestructura de laboratorios preparada para procesar miles o millones de tests?¿Hay capacidad hospitalaria para administrarlo?
La respuesta a estas preguntas es completamente distinta en Corea del Sur, Estados Unidos, Argentina o Islandia. Y también completamente distinta en cada uno de esos países si se preguntara en distintos momentos de la crisis.
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Fuente: Cenital