Hace un par de meses, cuando la enfermedad hoy conocida como Covid-19 estaba recluida en la provincia china de Hubei y en algunos focos de otros países del sudeste asiático, se la consideraba una típica infección pulmonar cuyo impacto se centraba en el sistema respiratorio y en los adultos mayores. Pero con más de tres millones de casos confirmados y 226.000 muertes en su haber, cada día el coronavirus sorprende a los científicos con nuevas manifestaciones.
Dado que células de todos los tejidos tienen receptores ACE2, puerta de ingreso del SARS-CoV-2 , la experiencia en el mundo muestra que no solo ataca los pulmones sino a múltiples órganos. «Estamos aprendiendo a conocer la enfermedad -afirma Gustavo Lopardo, infectólogo del Hospital de Vicente López e integrante del comité científico que asesora al Poder Ejecutivo-. Hace algunas semanas, considerábamos caso sospechoso al que presentaba fiebre de 38 grados o más, tos, dolor de garganta y dificultad para respirar. Hoy sabemos que se puede manifestar sin fiebre o con menos temperatura (a partir de los 37,5 grados), dolor de cabeza, anosmia (falta de olfato), pero con la nariz seca… En el último tiempo ya tuve tres pacientes con este síntoma».
La lista de trastornos que acompañan al SARS-CoV-2 es florida. Además de los mencionados, incluye también conjuntivitis, rash (manchas rojas en la piel) «deditos de Covid» (trombos en los dedos de los pies), infarto y accidente cerebrovascular (ACV) en personas jóvenes y sin comorbilidades , y una extraña insensibilidad a los efectos de la falta de oxígeno que se dio en llamar «hipoxia feliz». Aunque aclara que no hay experiencia local, Ignacio Bonelli, médico de terapia intensiva de Cemic, agrega otros como síndrome de Guillain-Barré, miocarditis e insuficiencia renal aguda. La proporción de los afectados por estos cuadros es pequeña, pero inquietante, porque revela que los mecanismos biológicos del virus desafían a los científicos.
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Fuente: La Nación