Cómo y cuándo una emergencia pediátrica amerita ir al médico en tiempos de coronavirus

Desde el inicio de la pandemia y el aislamiento social que rige en el país, la recomendación que se repite es no acudir a los centros de salud por causas que no lo ameriten. En los niños, ¿qué controles conviene hacer y cuáles se pueden postergar? Qué situaciones merecen una consulta médica.

 

Desde el nacimiento y a lo largo del desarrollo infantil es importante realizar los controles pediátricos de crecimiento, como peso, talla y perímetro cefálico; controles madurativos: sobre las habilidades y progresos que va realizando el niño de acuerdo a su edad y controles de nutrición. Además, se debe cumplir con el calendario de vacunación obligatorio.

Según el coordinador de pediatría de emergencias y consultorios externos del Sanatorio Finochietto, Sergio Fantin (MN 107447), sólo si presenta lesiones como:

– Quemaduras

– Traumatismos de cráneo con pérdida de conciencia

– Electrocución

– Ingesta de elementos tóxicos (limpieza, medicamentos, etc) o punzocortantes

– Heridas profundas o extensas

– Picaduras de arañas o alacranes

– Mordeduras de perro en cara, cabeza o que sean muy grandes

– Testículos dolorosos o hinchados

Asimismo, conviene consultar a tiempo si tiene conductas como:

– Decaimiento marcado y rechazo alimentario especialmente en niños menores a 1 años, aún sin fiebre

– Llanto inconsolable o irritabilidad persistente en niños menores a 2 años

– Síntomas persistentes e intensos de angustia, depresión, insomnio, conductas auto o heteroagresivas.

O si presenta en la piel o mucosas:

– Moretones sin haberse golpeado, especialmente de la cintura hacia arriba

– Manchas o puntos, rojos o violáceos que no desaparecen al estirar la piel

– Ronchas grandes que pican y labios hinchados

– Coloración azulada o pálida o moteada en cara o labios

– Sangrado repetido de encías, sangre en orina o materia fecal

Otra situación que amerita una consulta de urgencia, tanto con su pediatra como en el servicio de emergencias es si un niño tiene fiebre mayor a 38° y es menor de tres meses, la temperatura es sostenida o muy resistente al antitérmico, tiene enfermedad crónica grave, dolor de cabeza intenso y vómitos repetidos, respira rápido o hundiendo las costillas, presenta alteración de la conciencia o movimientos involuntarios o tiene tos seca o dolor de garganta, pérdida del olfato o alteración del gusto.

Además, si tiene vómitos y son repetitivos, a distancia y es menor a un mes, el contenido es verde oscuro o presenta sangre, parece confuso o desorientado, tiene antecedente de traumatismo de cráneo las 24 horas previas, tiene dolor abdominal continuo intenso y en aumento, tiene sed, ojos secos y hundidos, boca seca y orina poco también se debería consultar.

Y finalmente si tiene síntomas respiratorios y se hunden las costillas al respirar, rechaza el alimento en forma sostenida, especialmente en niños que se encuentran exclusivamente lactando, se pone morado al toser, hace pausas prolongadas al respirar, tiene fiebre mayor a 38 C, sostenida o muy resistente al antitérmico la consulta no debiera demorarse.

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Fuente: Infobae

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