Las mujeres en el campo y las ciencias agrarias

Las mujeres campesinas representan más de un tercio de la población mundial y el 50% de la mano de obra agrícola. Sin embargo, no disponen del mismo acceso a la tierra, a créditos y a materiales de trabajo. Gran parte trabaja en el sector informal y reciben remuneraciones hasta 40% inferiores con respecto a las recibidas por el hombre por las mismas tareas. Este panorama es el que nos refiere la Dra. (Ing. Zoot.) Mabel Tartaglione, profesora Titular de Fisiología Animal y Reproducción Animal, e Investigadora de nuestra Facultad de Ciencias Agrarias, en nuestra Semana de la Mujer.
Además, realiza un análisis de las mujeres universitarias en el ámbito agrario, y señala: 

“Es mi deseo que todas las facultades formemos una red, un tejido indestructible de fortalezas brindando oportunidades a todos los jóvenes que quieran crecer y formarse para convertirse en ciudadanos de bien, constructores de una sociedad mejor”.

¿Cómo es la situación de la mujer campesina? ¿Hay desigualdades con respecto a los hombres?
Es inestimable la contribución de las mujeres campesinas al desarrollo. Representan más de un tercio de la población mundial y el 50% de la mano de obra agrícola. Labran la tierra y siembran las semillas que alimentan naciones enteras, garantizando la seguridad alimentaria. En la FAO afirman que, si las mujeres rurales tuviesen acceso a la titularidad de sus tierras, a financiación y a capacitaciones, “podrían producir entre un 20% y un 30% más de alimentos”, “es agente activo en las políticas de seguridad alimentaria, como lo reconoce la ONU”.
Sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza, pese a ser tan productivas como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, a créditos y a materiales agrícolas; estas prácticas discriminatorias de género impiden que las mujeres mejoren sus tareas rurales y ejerzan sus derechos. A nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres empleadas, trabaja en la agricultura, el 80% de los hogares sin agua corriente depende de mujeres y niñas para conseguirla. Gran parte trabaja en el sector informal y reciben remuneraciones hasta 40% inferior con respecto a las recibidas por el hombre por las mismas tareas; su trabajo es invisible a pesar que sus ocupaciones aumentan (domésticas, cuidado de los niños, de la huerta y de los animales) y se endurecen debido a la migración de los hombres. Difícil es su rol en organizaciones mixtas campesinas ya que pierde visibilidad y la coloca en un lugar al servicio del hombre.  En el campo, muchas veces más que en la ciudad, son víctimas de una cultura patriarcal que naturaliza la violencia. Se encuentran aisladas a la hora de pedir ayuda. Trabajan sin descanso, pero no disponen del dinero y esa es la “principal razón para seguir conviviendo con el agresor”.

-Además de lo laboral y económico, ¿qué otras desigualdades padecen?

Por otro lado, no tienen gobierno de su cuerpo y de la decisión reproductiva, los movimientos campesinos tratan a través de charlas y de encuentros con sus líderes feministas de fomentar la toma de conciencia y de pertenencia de su cuerpo y de sus decisiones al respecto.
Una de las propuestas que más ha cobrado fuerza es la consagración del empoderamiento en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, programado en la Agenda 2030 es “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, lo cual es crucial para alcanzar los tres pilares del desarrollo sostenible: el económico, el social y la protección ambiental. Considerar a las mujeres y a las niñas como agentes de cambio en la promoción de un crecimiento justo, equitativo y sostenible. Los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible no serán posibles sin igualdad de género.
Que las manos gastadas de las mujeres campesinas se eleven como un estandarte para continuar la lucha por la igualdad sin violencia, sin desvalorización, sin discriminación y que sirva para nutrir sociedades resilientes, inclusivas y pacíficas.

-En cuanto a los estudios universitarios, ¿cómo es el acceso de las mujeres a carreras de Ciencias Agrarias?
Durante las últimas décadas las mujeres fuimos conquistando espacios y fuimos construyendo una visibilización que fue creciendo por la lucha de grupos y organizaciones dentro de una sociedad que pretendemos sea más justa e igualitaria. En la comunidad de Ciencias Agrarias se ha generado un fenómeno de la misma naturaleza que la provocada en la sociedad, fue disminuyendo el pensamiento patriarcal y excluyente, donde el campo y las tareas se relacionaron durante siglos con el género masculino. Específicamente en nuestra Facultad se puede visualizar no solo un incremento en cada ingreso, sino mayor proporción de mujeres con respecto a la de varones en todas las carreras que se dictan en la Unidad Académica, excepto en Ingeniería Agronómica, donde el porcentaje se mantiene en partes iguales. Estamos teniendo un protagonismo importante de cantidad de Ingenieras, Licenciadas y Técnicas que han logrado insertarse laboralmente en lugares históricos reservados para varones. Desde nuestra facultad, con fortalezas en el área de investigación desde hace décadas, podemos afirmar que actualmente existe una alta participación de mujeres, lo mismo sucede en el área de extensión y vinculación con el medio. 

A nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres empleadas, trabaja en la agricultura, el 80% de los hogares sin agua corriente depende de mujeres y niñas para conseguirla. Gran parte trabaja en el sector informal y reciben remuneraciones hasta 40% inferior con respecto a las recibidas por el hombre por las mismas tareas.

-¿Qué mensaje le darías a las mujeres de la Comunidad UNLZ, en especial a las de Agrarias, y a quienes quieran formar parte de nuestra Universidad?
La desigualdad y la violencia de género se encuentran ancladas en la sociedad, históricamente abusiva y excluyente de la mujer, desvalorizando su rol en muchos ámbitos. Pero lo que quiero destacar es la bravura, el coraje y la intrepidez de la generación que hoy lucha por un presente de igualdad, sin olvidar las voces de protesta de todas aquellas que ya no están y que nos abrieron los caminos con dolor. Conservemos siempre la dignidad y nuestras convicciones para una transformación cada vez más profunda y magna. Compartamos vivencias, conocimientos, crecimiento individual y colectivo. Esta es la Universidad donde pude plasmar mis proyectos y prosperar, es la Universidad que abrió siempre sus puertas a la región con madurez, con excelencia académica y con una actitud de inclusión colectiva, único camino asegurado para obtener igualdad, empoderamiento, bienestar y éxito. Es mi deseo que todas las facultades formemos una red, un tejido indestructible de fortalezas brindando oportunidades a todos los jóvenes que quieran crecer y formarse para convertirse en ciudadanos de bien, constructores de una sociedad mejor.

Escribí y presioná enter

Shopping Cart