Roberto Conti – a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 7 de Lomas de Zamora y director de la Diplomatura de Abordaje de Personas en Situación de Encierro del Centro de Estudios Judiciales de la UNLZ-, dialogó con Radio Conurbana sobre “Pabellones literarios para la libertad”. El programa, que comenzó con una iniciativa en la Unidad 40 de Lomas en 2017, ya se replica en 30 unidades carcelarias, “con más de un centenar de talleristas”.
Conti recuerda que “había empezado con un taller literario en un pabellón con cuentos infantiles. Después, en 2018, me proponen que se realice el pabellón literario con toda la mecánica que veníamos trabajando”. Con la consigna de un encuentro semanal, el programa ayuda a fortalecer los grupos, el proceso de alfabetización y la concurrencia a la escuela formal.
“El cuento es como un disparador, y se amplía y se genera el debate. Son más de 50 pibes que participan. Desde ahí se empieza a debatir, se generan ciertas consignas para trabajar y en los encuentros hablamos de lo que quedó del encuentro anterior”, continuó Conti en diálogo con Modo Universitario.
Hoy en día, en los talleres trabajan con PDFs que se imprimen y se entregan copias. “Ellos tienen autorizado el uso del celular, tienen acceso a información de los autores. Preferimos que usen libros, pero internet nos permite acceder a un montón de información”, continuó.
En cuanto al lugar de encuentro, como indica su nombre es el pabellón. “Es su casa, su hogar por así decirlo. Logramos que sea una familia, para que tengan un sentido de pertenencia y empiecen a trabajar varios lazos. Que haya lazos grupales, que sepan lo que le pasó a tal, la experiencia de vida del otro. Buscamos fortalecer el grupo y que puedan avanzar por el mismo lado”, indicó.
“A medida que el taller va evolucionando, empiezan a escribir, son autores. Sacamos un libro y el servicio penitenciario hizo un concurso de cultura con premios, que es un estímulo para ellos”, celebró. Entre las consecuencias del trabajo, destacó Conti, algunas personas que ya recuperaron la libertad no han sido reincidentes, “y aseguran que la literatura les cambió mucho la vida”.
El trabajo de los talleristas, papel que cumplió en un principio Conti, “consiste en dialogar con las personas privadas de la libertad, ver el conocimiento que tienen ellos, qué escolaridad tienen para ver cómo iniciar el taller”. “Se buscan ejes temáticos para trabajar, y después se hace un intercambio”, agregó.
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