Los Derechos de la Mujer en Democracia

En una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, docentes e investigadoras de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora reflexionan sobre los avances logrados en Democracia y lo que aún falta por recorrer en el camino hacia la igualdad.

 

El 30 de octubre de 1983 las urnas finalmente dejaron de estar “bien guardadas”. Ese domingo más de 15 millones de argentinos y argentinas concurrieron a las escuelas de todo el país para elegir presidente (en realidad para votar a quienes lo elegirían en el Colegio Electoral, otra historia). Se iniciaba entonces el período más largo de democracia ininterrumpida en nuestro país.

Las mujeres de la familia hacían la fila en la mesa de mujeres, que con suerte estaba en la misma escuela que la de los hombres. Las candidatas en las boletas ocupaban un exiguo 15%: En las listas de diputados de la provincia de Buenos Aires, que llevaban 70 candidatos, figuraban entre 3 y 8 mujeres.

En estas cuatro décadas hubo grandes logros y también quedan materias pendientes. En una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, docentes e investigadoras de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora reflexionan sobre estos cambios y lo que aún falta por recorrer en el camino hacia la igualdad.

Ariadna Rapoport, subsecretaria de Bienestar Estudiantil de la Facultad de Derecho, se especializa en estudios de género y pondera las leyes que se sancionaron durante la historia argentina para avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, como la Ley de Sufragio Femenino aprobada en 1947, o “más cercano a nuestros tiempos y con una democracia muy reciente, la Ley de Patria Potestad compartida (Ley 23.264), reconociendo los derechos de las mujeres respecto de sus hijos e hijas”, explica.

A partir de los 2000, muchas normas vinieron “a saldar históricas demandas sociales como el matrimonio igualitario, la identidad de género, el cupo laboral trans, la paridad de género y la interrupción voluntaria del embarazo”, considera Rapoport.

“En estos ejemplos, vemos que el derecho, en muchos casos, llega para ponerle un marco jurídico a situaciones pre existentes o reconociendo derechos a grupos en situación de vulnerabilidad como lo son las mujeres, niñas y personas pertenecientes al colectivo LGBTIQ+”, completa.

María Miguel es Jefa del Servicio de Acción Social del Hospital Interzonal Luisa C. de Gandulfo, Doctora en Salud Mental Comunitaria y Especialista en Géneros y en Salud. Desde su formación y su experiencia resalta muchos de los avances y repasa el abundante trabajo pendiente para una sociedad igualitaria.

“La ampliación del acceso a la salud vino de la mano del proceso democrático y por otro lado por las luchas y la movilización de las mujeres que quedaban excluidas”, sostiene y agrega: “ellas pusieron en agenda muchas de las situaciones que estaban invisibilizadas y sobre las que no se desarrollaba una política pública en materia de salud”.

Además, destacó el país como “pionero” en normativas sobre violencia de género: “A partir de ahí se determinó con políticas sociales y diferentes dispositivos institucionales, trabajar en forma intersectorial e interdisciplinariamente cuestiones de las mujeres de todos los estratos y condición social”.

 

Los estereotipos de género en el campo laboral

 

Guadalupe Pascal, secretaria de Investigación de la Facultad de Ingeniería, afirma que “los niveles de participación de las mujeres en ámbitos académicos y científicos, en particular en las Ciencias, las Tecnologías, las Ingenierías y las Matemáticas, responden a una problemática estructural. Los fenómenos de desigualdad en el mercado laboral (techos y paredes de cristal, escaleras rotas, pisos pegajosos) pueden emparejarse con algún ejemplo de la realidad actual del Sistema Científico de Argentina. Y esto se replica también en Latinoamérica”. 

“Las mayores dificultades devienen de un sistema capitalista patriarcal que propicia procesos individualizantes, el cual perpetúa las desigualdades históricas”, indica.

Mercedes Mc. Cormick es Ingeniera Zootecnista y Doctora en Economía Agroalimentaria, se desempeña como docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias y evalúa los cambios culturales en el trabajo en el campo: “Dependiendo del tipo de producción o actividad agropecuaria aparece ya una diferencia normalmente favoreciendo a los hombres. Esto pasa más en trabajos de tipo tradicional como la cría o invernada, y en menor medida en actividades más nuevas”, sostiene.

De esta forma, en el agro se repite el mismo escenario que en otros sectores. “Se elige menos a la mujer para trabajar, son limitados los trabajos posibles, se la escucha menos”, afirma.

Sin embargo, percibe cambios en los últimos años: “En las actividades donde se trabaja en equipo, donde los empresarios y empresarias son más jóvenes, trabajan de igual manera y son remunerados de igual maneras mujeres y hombres”.

 

Un camino que recorrer

 

Los logros de estos 40 años también evidencian lo que aún falta para avanzar hacia una mayor igualdad. “En ese sentido, los movimientos feministas, a través de los encuentros y las redes que fuimos tejiendo nos van marcando el camino”, propone Pascal.

La funcionaria también entiende que se debe promover e incentivar las vocaciones científicas y tecnológicas, desde edades tempranas y a lo largo de todas las etapas de la vida, además de “incorporar perspectiva y paridad de género en todas las convocatorias del sistema, en las evaluaciones, los concursos; el ingreso, la permanencia y la promoción en las carreras científico-tecnológicas; en el acceso a cargos jerárquicos y la lista sería tan larga como podamos enumerar”.

“Los aspectos pendientes tienen que ver con la incorporación de programas puntuales sobre las tareas de cuidado, que sabemos que más del 90% son desarrolladas por la mujer y consideradas como de menor valía, sin un reconocimiento público ni previsional”, aporta Miguel.

Por otro lado, resulta necesario mejorar el acceso a los derechos, acercándose al territorio, para que no sea un privilegio sólo de algunas mujeres. “Cada municipio debería tener un área intersectorial que aborde territorialmente estas cuestiones. Muchas veces cuando llegan las mujeres, lo hacen con un agotamiento y un desgaste significativo”, señala la docente de la Facultad de Ciencias Sociales.

Jaquelin Rocovich es Economista y Docente de la Facultad de Ciencias Económicas. En un artículo sobre la violencia económica, la profesional resalta que “es importante abordar la problemática a través de la cual el hombre limita a la mujer y no le permite que tenga algún control sobre sus ingresos o sobre sus propios bienes, hecho que, indudablemente, genera una desvalorización en su autoestima, generándole un daño psicológico grande cuando esto es repetitivo en el tiempo y no es detectado”.

Es por ello que hace hincapié en la necesidad de que “se dicten las medidas de protección adecuadas para poder identificar claramente este tipo de violencia, y en por extensión disminuir las consecuencias físicas y psicológicas”.

Desde aquella tarde hace casi 40 años hasta hoy, Argentina avanzó en el reconocimiento legal de derechos civiles y políticos para mujeres y diversidades, también como sociedad, cuestionando los roles de género que son impuestos culturalmente y desarmando los prejuicios que sostienen las desigualdades. 

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